93_Cuaderno de notas. Una de romanos.

Hace unas semanas, estrenando la temporada de sardinas a la plancha, recorrí la costa gaditana entre Conil y Tarifa. Vejer, Barbate, Zahara… Tienen un encanto especial. De sus playas no se asombra uno tanto porque tienen las mismas características que las de Huelva. Es verdad que hay una diferencia esencial entre ambas: allí, si te cae un día de levante, entre otras incomodidades, no puedes llevar sombrero. Fue el caso.

Parada obligada era la Playa de Bolonia y las ruinas de Baelo Claudia. Tras dejar la nacional y recorrer quince kilómetros de una de esas carreteras dejada, incomprensiblemente, de la mano de Dios y de la Diputación Provincial de Cádiz -la gente de Encinasola sabemos mucho de esto, el máster lo hacemos cada vez que pasamos por la estrecha y tortuosa carretera de la Nava- apareció majestuosa y altanera la Duna de Bolonia.

Tendrían cartas de navegación, pero quise yo entonces imaginar que, cuando enviaban por primera vez a un capitán al mando de una de las naves onerariae desde Roma, le dirían algo así como «…y una vez que llegues al Estrecho, navega durante diez millas siguiendo la costa a estribor, y avistarás una ensenada con una enorme duna; a sus pies, junto a una hermosa playa de fina arena blanca, encontrarás los embarcaderos de Baelo Claudia.»

No te diré nada más porque si has ido, sabes que todas las palabras quedarían cortas; y, si no lo conoces, procura no perdértelo. El conjunto es soberbio, grandioso, admirable. Se dan la mano en perfecta conjunción Naturaleza e Historia. El edificio del museo, antesala del Conjunto Arqueológico, del arquitecto Vázquez Consuegra, no desmerece. Genial. Incluso las sardinas a la plancha estuvieron a su altura.

El amor, nos desborda. En ocasiones uno puede pensar que el nuestro es el más grande y hermoso. Cuando se está enamorado, incluso se llega a creer que es una invención propia. Pero allí, sobre las paredes del Museo de Baelo Claudia, están estos versos de la poetisa Sulpicia (siglo I a.C.), de la que dice una anotación que «Rechazó ser una mujer recatada, casta y pía. Transgredió los roles sociales de la época desarrollando su capacidad literaria en un círculo cultural y dando voz femenina a sus versos.» 

 

Y se apoderan de mi mente sones italianos. Relájate, date cuatro minutos y escucha: Caruso, Andrea Bocelli.