No sé qué comentario hice y cité el hígado. Ella, que lo pregunta todo -eso para qué sirve, eso qué sonido hace, eso cómo se llama, eso dónde está…- empezó el interrogatorio hasta que llegamos al corazón. Poco más de cuatro años y la curiosidad, mayor que el tamaño de su cuerpo.
– El corazón es un músculo, como un motor que tenemos las personas, que sirve para llevar la sangre por todo el cuerpo a través de las venas -le aclaré, esperando la siguiente pregunta.
– El otro día cuando te canté «elcumpleañosfeliz» me dijiste que te había llegado al corazón… ¿y luego se fue por las venas a todo tu cuerpo?
Las preguntas infantiles siempre sorprenden, resultan divertidas, roban sonrisas y, en ocasiones, desbordan.
– Cuando me cantaste «elcumpleañosfeliz» me llegó a todas las partes del cuerpo, claro. A la nariz, a los brazos, las uñas, los pelos… a todas partes. -Sin dar tiempo a que la fiscal hiciera otra pregunta, continué.- Pero cuando te dije que me había llegado al corazón quería decir que las cosas dulces, bonitas y tiernas que las nietas dicen a sus abuelos y los abuelos a sus nietas, se guardan en el sitio más importante, en lo más profundo, en el corazón -le dije sonriendo.
– Sí, dentro de una cajita que hay en el corazón –dijo con absoluta rotundidad, como algo sabido e incuestionable. No me pude resistir y la achuché con dulzura infinita.
Era el pasado martes, Día Internacional del Beso. Ya hay días para casi todo. En algún momento me llegó la voz de Víctor Manuel: «…a dónde irán los besos, esos besos que no damos…» Y pensé que los besos que nos estamos perdiendo también deben ir a esa cajita del corazón donde se guardan las emociones, los sueños, las alegrías, las esperanzas y, por supuesto, los «cumpleañosfeliz» que te canta una nieta.
En la escuela, de pequeño, recuerdo que nos enseñaban que tenemos cabeza, tronco y extremidades. Dentro, además, un montón de órganos, sistemas y aparatos que nos permiten respirar, digerir los alimentos, distribuirlos, inmunizarnos, otros para ver, oler, oír, saborear, palpar, sentir… No recuerdo que me hablaran de la cajita que, si lo dice mi nieta seguro que existe, tenemos en el corazón.
Los Panchos no especifican si dentro hay cajita, pero le atribuyen al corazón una de las mayores grandezas humana: querer, amar.