Una leyenda popular del Andévalo atribuye el origen de las sevillanas bíblicas alosneras a un grupo de los judíos que expulsaron los Reyes Católicos de España en 1492 que, cuando se dirigía a Portugal, se distrajo por los solitarios campos andevaleños próximos a Alosno. Mucha gente piensa que en esta circunstancia radica el origen de algunas de las singulares y hermosas tradiciones alosneras.
Desde luego, es evidente que las sevillanas bíblicas son peculiares. El marco tradicional en el que se producen es en las Cruces de Mayo alosnerras, donde son interpretadas tanto por mujeres en las «colás«, como por grupos de hombres que recorren las calles del pueblo parándose «para tomá y cantá«. Sus letras hacen referencia a pasajes del Antiguo Testamento y suelen terminar con una sentencia, en ocasiones amorosa.
Para entender la profundidad de sus letras, analicemos una de ellas.
Absalón presumía
de sus cabellos,
que no le competían
ángeles bellos.
Sirva de aviso
que sus cabellos fueron
su precipicio.
En la Biblia, en el Libro Segundo de Samuel, se dice: “No había en todo Israel hombre tan hermoso, ni de tan gallarda presencia como Absalón: desde la planta de sus pies hasta la coronilla de la cabeza, no había en él el menor defecto. Cuando se cortaba el cabello (lo que ejecutaba una vez al año…), pesaban sus cabellos de la cabeza y se apreciaban en doscientos siclos del peso común” (Cap. 14, 25-26). “Y sucedió que huyendo Absalón montado en un mulo, se encontró con la gente de David y como se metiese el mulo debajo de una frondosa y grande encina, se le enredó a Absalón la cabeza en dicho árbol, y pasando adelante el mulo en que iba montado, quedó él colgado en el aire entre el cielo y la tierra” (Cap. 18, 9). “Acudieron corriendo diez jóvenes escuderos de Joab y le acabaron de matar a cuchilladas”. (Cap. 18, 15).
Absalón era el tercer hijo de David y, en cierta ocasión, aprovechando su ausencia, se proclamó rey destronando así a su padre. Dice otra de estas sevillanas:
Por las grandes soberbia
del rey Absalón,
colgado de la rama
del árbol quedó.
Le sucedió así
por haber destronado
al padre David.
La primera grabración que se hizo de las sevillanas bíblicas fue en voz de la Niña de la Puebla y luego Paco Isidro. Pero los Hermanos Toronjo los que las popularizaron en los años sesenta del siglo XX. Ellos eran alosneros y le aportaban matices únicos, aunque las cantaban ajenos a la profundidad del sentido de sus letras y adaptaran los nombres de los personajes bíblicos.